Dia Octavo, Pax Tharkas [Correspondencia]
Mi queridísimo R,
No sirvo para esto. Definitivamente, yo no debería estar aquí.
Lo he vuelto a hacer. He estropeado el plan que tanto nos había costado forjar. He puesto en peligro a cientos de inocentes y hemos vuelto a perder compañeros por mi culpa. No, no ha muerto nadie esta vez, pero Gneo y Kal han decidido seguir su camino sin nosotros y sé que no puedo culparles enteramente de esa decisión.
¡Oh, hermano, esto me viene tan grande! Los dragones me aterran, no puedo evitarlo. Ver a esa criatura tan cerca mío, sentir su aliento en mi rostro… Corrí como el viento y me avergüenza confesarlo. Si las muchachas hubieran sido más lentas… ¿las hubiera dejado atrás? No lo sé. Sólo sé que mi cuerpo obedecía órdenes propias y que yo me alegré enormemente de ello. Pero es que cuando recuerdo Xak Tsaroth y al dragón negro…
Sólo traigo deshonor a nuestro nombre. No soy un caballero, nunca lo seré. Pero no soy tampoco la dama de corte que madre esperaba que fuera. Creo que estoy encontrando mi propio camino, pero me aterra pensar adónde pueda llevarme.
En fin… dicen que está bien lo que bien acaba. En ese caso, si tenemos en cuenta que Verminaard y sus dragones están muertos, los esclavos son libres, el paso ha sido cerrado y sigo viva, pues… Supongo que todo debe de haber ido bien en Pax Tharkas. Sí, sí, como oyes, Verminaard está muerto, y nunca adivinarías quien acabó con él. ¡Pues ni más ni menos que Will Eyeforge! No pude verlo, no sólo porque yacía inconsciente si no porque un hechizo de oscuridad nos envolvía, pero dicen que salió de su escondite raudo cual flecha y, a ciegas, apuñaló al tirano certeramente. Ojalá hubieras podido verle. Ojalá hubieran podido verle sus padres y hermanos. El pequeño Will se está haciendo un hombre. ¡Nunca me había alegrado tanto de estar equivocada!
En otro orden de cosas, reencontramos a Trelmar, y creo que debemos contarla como uno de los muchos regalos que los dioses nos hicieron allí. No sé que hubiera sido de nosotros sin ella y los suyos. Morir estúpidamente, supongo. Al fin y al cabo es lo que yo sé hacer mejor.
Algunos niños y mujeres se entristecieron al saber de la suerte de la dragona, lo cual me ha dado mucho en qué pensar. Se hace raro imaginar a esos seres haciendo algo que no sea destruir o asesinar, y aún así… Creo que saber que, como nosotros, pueden dejarse llevar por sus pasiones me da aún más miedo del que me dio la inteligente mirada de Ascuas cuando se calvó en mí.
Ya lo ves. El futuro que se nos avecina es oscuro, hermano. Oscuro y aterrador. Sólo si nos mantenemos firmes en nuestra fe y nuestra esperanza encontraremos fuerzas para abrir los ojos a otro amanecer.
Que Paladine te cuide y te guíe, mi querida mitad. Espero que los cielos estén más azules cuando nos encontremos al fin.
Te hermana que te adora,
M.